CONCLUSIONES:
-El tratamiento con la mayor parte de las medicaciones crónicas no relacionadas con la cirugía puede continuarse durante el período perioperatorio sin suponer ningún riesgo adicional para el paciente.
– En algunos casos, el beneficio de suspender el tratamiento supera el riesgo de continuarlo como ocurriría con los anticoagulantes orales, los IMAO; o bien, los antidiabéticos orales del grupo de las biguanidas en pacientes con insuficiencia renal. Asimismo, las plantas medicinales y
suplementos nutricionales, cuyo uso se ha hecho muy popular, deberían suprimirse antes de la cirugía al ser sus efectos perjudiciales o desconocidos.
– Para algunos fármacos, el riesgo sigue siendo incierto, lo cual conduce a decisiones individuales, valorando en cada paciente el beneficio-riesgo de continuar o suprimir la medicación.
– La rapidez con que se comercializan nuevos fármacos agrava en parte esta situación, al desconocerse las consecuencias derivadas de la suspensión brusca de los mismos.