En este estudio realizado en Nueva Gales del Sur (Australia) de 2000 a 2012, se examinaron diagnósticos seleccionados de la 10ª edición de la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades, de la OMS) combinados con códigos E (causa externa), en la lista de ingresos hospitalarios. El objetivo era estudiar cuatro tipos de efectos adversos de medicamentos (EAM) de baja incidencia, con el fin de evaluar el uso de códigos E en farmacovigilancia:
- Cutáneas: eritema multiforme (síndrome de Stevens-Johnson) y necrolisis epidérmica tóxica.
- Medula ósea: anemia aplásica, trombocitopenia y agranulocitosis.
- Hepáticas: hepatopatía tóxica colestásica o hepatocelular, aguda o crónica.
- Renales: nefropatía aguda o crónica.
Se usó la base de datos de atención hospitalaria. Se evaluaron la evolución de la incidencia en comparación con un grupo control, con regresión logarítmica lineal. Con el fin de evaluar el impacto sobre la duración de la estancia hospitalaria, la tasa de reingresos y la mortalidad, cada caso de EAM fue comparado con 5 controles emparejados.
RESULTADOS: La incidencia de tres de los cuatro tipos de EAM examinados mostró un incremento significativo con el tiempo (no aumentó la incidencia de reacciones adversas cutáneas graves; las que más aumentaron en número fueron las renales). Todos los EAM se asociaron con un incremento significativo de la duración de la estancia hospitalaria, de 22% a 328%. Se registraron incrementos significativos del riesgo de reingreso y de la mortalidad solamente con algunos EAM.
Los autores concluyen que reducir la incidencia de reacciones adversas de tipo B es un reto complejo, y que los métodos basados en los códigos E de la CIE-10 permiten el análisis de base poblacional que puede ayudar a describir su evolución en el tiempo.